Publicado el 20 de Marzo de 2025
VEGA TOLOSA Y LA ESENCIA DE LA MANCHUELA
CASAS IBÁÑEZ (ALBACETE)
Cuando emprendes un proyecto uno de los principales objetivos es obtener rendimiento económico pero en el mundo del vino la historia va mucho más allá. La pasión generacional transmitida de padres a hijos juega un papel fundamental en la preservación y evolución de una bodega. Un claro ejemplo de esta herencia es la Bodega Vega Tolosa en la región de La Manchuela.
Tuve el privilegio de visitar de nuevo esta bodega donde hace años recorrí sus instalaciones de la mano de Juan Miguel Tolosa y, actualmente, el testigo generacional lo comparte con sus hijas Rocío y Mariluz Tolosa. En esta ocasión, volviendo a caminar entre sus viñedos y salas de elaboración, descubrí cómo la tradición familiar sigue evolucionando sin perder su esencia.
Llegamos al corazón de la Denominación de Origen Manchuela que abarca municipios de Albacete y Cuenca. Esta tierra, enmarcada entre los ríos Júcar y Cabriel, no solo ofrece condiciones excepcionales para la viticultura sino que ha sido reconocida por la UNESCO como Reserva de la Biosfera por el interés científico, ecológico, biológico y cultural que alberga.
Casas Ibáñez es el epicentro de esta comarca y el hogar de Vega Tolosa. Este pequeño pueblo, rodeado de valles fluviales y parajes naturales, ha sido testigo del crecimiento de la bodega. Mientras recorríamos sus alrededores entre almendros, cereales y viñedos, Juan Miguel me cuenta con pasión su historia familiar vitícola que se remonta a cinco generaciones y sus inicios en la vinicultura que comenzaron en un “jarai”, como se denominan en la región a las bodegas caseras.
Recorremos algunas de las 300 hectáreas de viñedo que conforman la bodega. Me fascinó conocer las viejas viñas adquiridas a pequeños viticultores con el propósito de preservar estas joyas vitícolas casi centenarias qué tristemente están desapareciendo en la región. Entre las variedades más representativas de Manchuela sobresale la uva Bobal para tintos y una singular uva blanca Albilla que es autóctona de estas tierras. También conocimos la uva blanca Tardana qué, a diferencia de la Tempranillo, debe su nombre a su maduración tardía y en muchas ocasiones se vendimia incluso después de las uvas tintas.
Al adentrarnos en sus viñedos más antiguos llegamos a una parcela de Bobal plantada en 1930 y que es uno de los viñedos más longevos de esta comarca. Sus cepas en vaso con caprichosas formas esculpidas por la naturaleza y guiadas por la mano del hombre producen apenas una botella de vino por planta pero la calidad de esa esencia es extraordinaria. Son auténticas “joyas vitícolas” que salvaguardan la historia de La Manchuela.
Regresamos a la bodega y descubrimos cómo estas uvas se transforman en vinos que muestran su identidad. Los depósitos subterráneos de cemento y los pequeños tanques de acero donde se realizan vinificaciones experimentales aportan riqueza de matices a sus elaboraciones. Me sorprendieron unos grandes depósitos de hormigón de diferentes colores utilizados tanto para la fermentación como para la crianza. Juan Miguel me explica cómo el tipo de arena empleada en el hormigón y la densidad del material influyen en la calidad y personalidad del vino. Todo un mundo por descubrir el del hormigón!!!
La moderna y elegante Sala de Catas subterránea donde el blanco predomina en todos los espacios es el lugar perfecto para conocer y catar sus vinos.
Nota de Cata:
Vega Tolosa Tardana. El carácter de esta variedad de maduración tardía y su crianza de seis meses en barrica crean un vino fresco y elegante con notas de fruta blanca, hierbas silvestres y un punto mineral.
Vega Tolosa Albilla. Esta variedad autóctona blanca nacida antiguamente entre cepas tintas para aportar suavidad a los vinos expresa notas de fruta fresca con toques florales.
Vega Tolosa Bobal Esta uva tinta autóctona y reina en la región muestra toda su expresión. Predomina la fruta negra con matices tostados por su fermentación y crianza en fudres y barricas de roble.
Vega Tolosa Brut Nature Chardonnay Reserva 2018. Espumoso elaborado con el método tradicional y una crianza en botella de 36 meses en edición muy limitada. Un espumoso de fina burbuja con aromas a fruta blanca y cítricos acompañadas de notas tostadas.
Me encantó visitar nuevamente Vega Tolosa porque es un claro ejemplo de cómo la tradición y la innovación pueden ir de la mano para ofrecer vinos con alma capaces de transmitir la historia y la pasión de generaciones dedicadas a la viticultura.
Brindo por el futuro del vino con las nuevas generaciones. Sin duda volveré!!!!
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