Publicado el 31 de Agosto de 2015
«Diéronles a los dos a probar del vino de una cuba, pidiéndoles su parecer del estado, cualidad, bondad o malicia del vino... El primero dijo que aquel vino sabía a hierro, el segundo dijo que más sabía a cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán.... Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña, pendiente de una correa de cordobán».
Así relata Sancho Panza, el escudero del inmortal personaje de Cervantes, la pasión y el conocimiento de sus antepasados manchegos por el vino. La tierra donde el escritor alcalaíno situó a su Don Quijote es en la actualidad el mayor productor de vino del mundo en superficie de viñedo. En Don Quijote, el vino aparece en 43 ocasiones lo hace mencionando de manera particular el de una ubicación concreta: el vino de Ciudad Real. El vino El Quijote aparece con diferentes usos: el vino como alimento, como placer, como bálsamo curativo…
Don Quijote y Sancho Panza son grandes aficionados al vino, sobre todo Sancho y disfrutan de las delicias del mismo en su viaje por La Mancha.
Su tradicional producción local se ha ido transformando en los últimos siglos en un modelo industrial con el que ha sido capaz de expandirse a los mercados internacionales. Su próximo reto, en el que las bodegas están trabajando actualmente, es el de encontrar especificidades dentro de su extensa superficie de cultivo con las que dotar de valor añadido a los vinos que se producen allí.
La historia documentada del vino en Castilla-La Mancha data de los siglos XII y XIII, aunque la introducción de la vid en la zona se atribuye a la época romana. A lo largo de toda la historia de La Mancha el vino ha estado muy presente dentro de su cultura y actividad económica, pero no es hasta los años 40 y 50 del siglo XX cuando se produce una verdadera explosión de la producción de vino en esta zona, motivada por la introducción de técnicas de cultivo y elaboración modernas. En 1932 se reconoció por primera vez la D.O. La Mancha, aunque el Consejo Regulador no se constituiría hasta 1973.
La mancha vincula mucho el vino a su cultura, por ello se han convocado diversos concursos: por ejemplo, un concurso de poesía cuya temática tiene que ser la Viña y el Vino de la Mancha. Otra opción es participar en los concursos de fotografía o de pintura, ambos centrados en los paisajes manchegos y el entorno vitivinícola.
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