Bodegas Conatvs, vinos nacidos en terreno desértico

Publicado el 04 de Febrero de 2020

Fuerteventura fue la isla canaria pionera en tener viñedos ¿Queréis conocer su viticultura a través de gavias construidas en terreno desértico?

BODEGAS CONATVS

FUERTEVENTURA

Bodegas Conatvs está situada en la isla canaria de Fuerteventura y, como su propio nombre indica, en latín significa “esfuerzo” por su difícil viticultura entre dunas y terreno desértico.

Una isla que fue bautizada en el siglo XIV como “Forte Ventura” y ha sido declarada “Reserva de la Biosfera” por la UNESCO debido a sus particulares rasgos geológicos, su extenso patrimonio natural y su compromiso con un desarrollo sostenible.

Fuerteventura es una isla volcánica que se originó hace unos 100 millones de años por las erupciones submarinas que la hicieron emerger desde unos 500 kilómetros del fondo del mar.

Actualmente conocida por sus maravillosas playas y su agradable clima, lo que pocos conocen es que fue la pionera en tener viñedos en las islas canarias a principios del siglo XV siendo su principal riqueza la agricultura durante siglos. Un terreno que aparentemente se nos muestra desértico por sus dunas y terreno arenoso pero que al haber estado durante miles de años bajo el mar aporta una riqueza mineral y una gran salinidad siendo capaz de guardar su humedad y atesorar las brisas marinas que aportan los constantes vientos convirtiéndola en un terreno muy propicio para la agricultura.

Una riqueza agrícola y vitícola que la modernidad y el turismo hizo que se fuera abandonando. Pedro Martín Hernández, propietario de Bodegas Conatvs, quiere recuperar esta viticultura para crear unos vinos únicos y representativos del paisaje de su amada isla aprovechándose de la riqueza que aún se conserva en las centenarias parras de gruesos troncos escondidas entre los barrancos de la isla.

Con Pedro Martín y Alberto González, enólogo de la bodega, comenzamos a recorrer los viñedos que rodean el moderno proyecto que actualmente se encuentra en construcción. Un terreno desértico salpicado de volcanes en una tierra árida con gran cantidad de lava solidificada que tuvo que ser retirada y con la que se está construyendo la bodega para mimetizarla con el entorno y no agredir su singular paisaje.

Hace 30 años Pedro, restaurador de profesión, comenzó la plantación de viñedo como hobby y con el paso de los años fue analizando el comportamiento de cada variedad, estudiando la situación más adecuada para el mejor tipo de plantación y la viticultura más idónea hasta que en el año 2016 decidió comercializar su primer vino.

Recorremos los alrededores de la bodega, diseñada para trabajar por gravedad aprovechando la escasa el agua de lluvia que esa tierra recibe y abasteciéndose de energía renovable proporcionada por paneles solares. Las cepas que la rodean, entre higueras y chumberas, son variedades autóctonas mayoritariamente de Listán Negro y Listán Prieto encontrando Burra Blanca o Airén, Tintilla, Malvasía de Tenerife, Diego de Lanzarote … y diversas variedades que actualmente están analizando ya que Pedro fue recuperando y trasplantando viejas cepas procedentes de las distintas islas para su proyecto.

A continuación nos desplazamos al lugar donde se encuentran las “gavias”, nombre que reciben las extensas zanjas que servían antiguamente para el cultivo. Una sucesión de estas gavias que comenzaban en la base del volcán hasta llegar al mar eran creadas en la arena y comunicadas entre sí para dirigir el cauce del agua recibido de las lluvias mediante muros de piedra volcánica consiguiendo retener el agua, filtrarla lentamente y arrastrar los minerales procedentes de los volcanes.

Estas gavias historicamente fueron las encargadas de proteger la agricultura y la viticultura de la isla, una viticultura autóctona prácticamente desaparecida hoy en día y que Pedro quiere rescatar para sus viñedos.

Un terreno arenoso y desértico que, al haber estado bajo el mar, facilita a las raíces de las plantas penetrar fácilmente buscando la humedad.

Visitamos varias gavias entre un singular paisaje desértico bordeado de grandes volcanes. En ellas observamos viñedos de más de 50 años que están recuperando y en las que pronto plantarán (en cuanto llueva) nuevas cepas. Unas cepas que han aprendido a vivir con un agua que quizás tarde años en llegar pero que absorben y guardan la poca humedad que reciben de las brisas marinas aportadas por los constantes vientos de la zona. Al inundarse las gavias el agua va penetrando en el terreno acompañando a la raíz que puede sobrepasar los 60 metros de longitud.

Después de recorrer el terreno tan singular donde nacen sus vinos, nos disponemos a disfrutar de ellos.

Unos vinos ecológicos donde predominan los suaves toques salinos debido a las constantes brisas marinas que refrescan la viña y la protegen de enfermedades y notas minerales por el origen volcánico del terreno.

Desde los depósitos catamos su Vino Blanco 2019 mayoritariamente de Malvasía de Fuerteventura y pequeños toques que aporta la Diego de Lanzarote, Verdello y otras variedades autóctonas todavía sin clasificar. Un vino menos tropical de lo que nos tienen acostumbrados los vinos canarios y más floral con suaves toques salinos y cítricos.

Su nombre, Airam, es un homenaje a su hijo que nació el mismo año en que crearon este vino.

Su vino tinto CONATVS protagonizado por la Listán Negro es una elaboración diferenciada en cada añada por las distintas microvinificaciones de variedades autóctonas que lo componen. Un tinto que pudimos catar directamente en los depósitos con la añada 2019 y en botella con Conatvs 2018 caracterizado por sus aromas de frutas rojas con pinceladas minerales y un tanino muy sedoso y aterciopelado.

Unos vinos singulares que desde aquí os animo a conocer si visitáis Fuerteventura. Conatvs, un proyecto basado en la pasión por esta isla y la recuperación de variedades autóctonas y tradiciones únicas en el mundo para crear unos vinos a semejanza del terreno donde nacen.

Muchas gracias a Pedro y Alberto por compartir conmigo esa pasión por su isla cuya viticultura conlleva un gran “esfuerzo” para cultivar la uva y elaborar vino en el desierto.